viernes, 2 de marzo de 2012

¡Qué difícil es hablar el español!

Qué divertida esta canción sobre la diversidad de nuestro idioma y los distintos significados que puede tener la misma palabra en los diferentes países hispanohablantes. Muchas veces se piensa que cuando una lengua se extiende tanto (el español ya casi cuenta con 500 millones de hablantes nativos) es probable que se fragmente en otras distintas no pasando mucho tiempo. Pero muy lejos deberían estar las variedades del español para desembocar en lenguas diferentes. En contra de la teoría de la fragmentación, yo apuesto por la de creer que cada variedad suma y aporta riqueza, color y grandeza a nuestra lengua. Y somos los hablantes los que tenemos que asumir nuestra pequeña parcela de responsabilidad sobre este patrimonio incríble que es de todos. En lugar de creer que la variedad propia es "la mejor" deberíamos, como en esta canción, recrearnos y admirarnos de todo lo que podemos aprender de las otras formas de hablar la misma lengua. Nadie habla mejor que nadie y ningún acento o variedad es mejor que otro: todos son únicos e indispensables. Pensemos en lo que nos une y no en lo que nos separa. Al margen de cuestiones políticas y económicas, las lenguas están vivas y se comportan como sus hablantes quieren, aunque algunos se rasguen las vestiduras ante fenómenos como el seseo, la pérdida de la -d- intervocálica o la supresión de vocales en posición implosiva.

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